martes, junio 24

Otra vez las manos.

Las vi de cerca y no parecían mías.
¿De quién serían? ¿A quién se las habré robado?
Quizá me las robaron a mí,
las han cambiado,
o son de utilería y se han ido atrofiando.
Se mueven torpes, cometen errores,
pellizcan y se duermen.
Las uñas crecen más durante la noche
y se convulsionan de día, nerviosas,
sudorosas, casi ajenas.
No parecen mías cuando las veo de cerca.
Parecen estar esperando el momento indicado
para saltarme al cuello, a estrangularme,
independizarse de mí para después,
despegarse e ir por ahí, andando,
por las calles mojadas de lluvia
o por las aceras hirvientes de sol.
Seguramente, de poder hacerlo,
se irían de mí,
confirmándome como lo que soy de tiempo atrás:
un simple, tonto, torpe manco.

Crédito de imagen: www.en-berlin.com

1 comentarios:

Emelina dijo...

ola, saludos.

tu blog me pareció muy interesante y en realidad ahí más de lo que pareciera a simple vista.

buen día.