domingo, octubre 31

Calaveritas, calaverotas, calaveronas

Skato
A Gustavo, el Skato,
le dijo la la calaca un día,
"te he visto desde hace un rato
divulgando la anarquía".
El Skato, no la oía,
bailaba un buen Ska,
y hasta el panteón lo llevó
antes de armar el slam.

Diseñadora Gatuna
Un diseño sin igual
hizo Ana el Día de Muertos,
se lo enseño a su Skato
y juntos lo presumieron.
Fue tan bueno ese cartel
que sorprendió a la huesuda,
que decidió llevarse así
a la Diseñadora Gatuna.

Oso Fotógrafo
La Muerte se fue a Tepito
para buscar a un buen fotógrafo,
que le hiciera un portafolios
con sus mejores fotos.
El Oso paseaba entonces,
y la calaca lo vio,
"a este Oso Bipolar me llevo
a que me haga una sesión".

Vic y Evy
Paseaban por Jovel antesito de Todos Santos,
Victor y Evy, sonrientes, tomaditos de las manos.
Una silueta los sorprendió,
los dejó petrificados,
Vic dijo "ah, mira mira",
Evy se quedó mirando.
La huesuda sonreía al ver tan linda pareja
y se los llevó al otro mundo
pa'que le hicieran la cena.

Pitzyta
El Heraldo y El Expreso
recibieron senda esquela,
"La periodista rebelde
se nos murió, ay qué pena".
El Gobierno del Estado
le levantó un monumento
y en la Salazar decían:
"uf, ya no nos pidió aumento".
Descansa en el camposanto
la camarada Pitzyta,
pero algo extraño está pasando,
su blog aún la publica.

Fercito
Cuando Fernando se nos fue
encontraron en su laptop
un diagrama completo
del lote del camposanto.
La capilla, con balcón
y techo de dos caídas,
una lista de chalanes
y cuánto cobran por día.
Todo mundo le lloró,
pues era gran arquitecto,
y ahora le hace a la calaca
las casas para los muertos.

Alba Marina

Era una gran doctora, decían en la Esquivar;
se dormía en dormía en la consulta,
pero era de fíar.
Diez mil novios formados
quisieron ver el ataúd,
cada uno la extrañaba,
"era toda virtud".
Desde el otro mundo veía,
la doctora Alba Marina,
y la muerte le decía,
"¿ya ves? sí te querían".

Miss Tulidita
A las galerías llegó
la terrible noticia.
Este día se nos murió
la artista Miss Tulidita.
La calaca reclamó
para sus huestes, las manos
que moldeaban la arcilla,
que fabricaban grabados.
La huesuda, muy contenta,
la llevó por el camposanto,
"no te preocupes, querida,
un taller te está esperando".
Miss Tulidita, tan bella,
no le quiso hacer desprecio,
pero le advirtió a la parca:
"Mi obra, ¡tiene su precio!".

Edramagor
Tanto desvelo y cigarro
terminaron con Edramagor.
Amaneció con los dedos
pegados en el teclado,
el cenicero rebosante
y el café, agotado.
La parca se lo llevó,
aunque él no muy quería,
todavía después de muerto
tenía ataques de "ira, ira, ira!".

1 comentarios:

Anónimo dijo...

ame tus calaveras... lastima que no nos conocimos allá.. pero pronto