martes, febrero 1

¿Quienes somos?



¿Quién soy yo, si no la suma de una serie de acertijos previamente resueltos,
la silueta adivinada en el umbral traspuesto, la vuelta de tuerca que a nadie incomoda,
quién, si  no una lista de reproducción que ni por aleatoria deja de ser perfectamente conocida,
el hombre con los cimientos de barro y el mundo incompleto a sus pies,
la pregunta constante que no lleva a ningún lugar,
una más de las misteriosas obras con propósito desconocido?
¿Quién soy yo, si no un montón de sueños acomodados en viñetas multicolores,
la inconstancia personalizada y los proyectos perpetuados como inconclusos,
quién, si no mis libros inéditos y mis fracasos publicados,
quién, si no los errores que han de echarme en cara,
quién, si no los triunfos inalcanzados y los aniversarios venideros,
o las agrietadas calles por las que hago camino,
o los menús inventados para banquetes sin fecha,
o los esfuerzos robados a los estantes de oferta,
quién, si no también, los enemigos formados a la puerta de mi casa,
y los amigos que se hacen familia,
y el llanto silencioso que se aleja y se duerme,
y las casualidades que carecen de azar,
y los trabajos de autómata sin baterías?
¿Quién soy yo, si no el monstruo agazapado tras la somnolencia,
quién, si no el incongruente con manual de instrucciones,
quién soy yo, si no mis contradicciones cotidianas,
mis uñas crecidas y llenas de secretos,
mis despertares a días de esperas colgadas al nocturno,
mis películas favoritas aún por filmarse,
mis malas noticias asomando por el comedor?
¿Quiénes somos, si no simples espejos de lo que hemos decidido hacer uno del otro y nada más?

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