martes, enero 23

Brillo - Contraste

La imagen se despliega en la pantalla del ordenador. El movimiento del mouse mientras escoge una u otra herramienta, sirve para ir arreglando alguna imperfección que al momento de la toma era imperceptible. Todo sea por la perfección.
El mechón de cabello se reduce para enmarcar adecuadamente las cejas, mientras se eliminan algunos reflejos inadecuados en la frente y la nariz. He aquí unas huellas de acné que deben desaparecer. El ojo izquierdo ligeramente desviado de su eje, un buen observador podría notarlo y se reduciría la belleza de la joven retratada.
A pesar del esfuerzo al momento de realizar la fotografía, un ligero tono rojo se aprecia en la mirada y hay que eliminarlo también.
Con cuidado, se desvanecen los diminutos bellos en el dorso de la mano en la que se ha apoyado ligeramente el mentón, al que con unos cuantos pases se deja también limpio.
Hay que reducir el ruido alrededor de la imagen, eliminar cualquier rastro de basura visual. Está casi lista.
El encuadre muestra a la mujer sonriendo. Frente al ordenador, un hombre mira. Piensa. “Si ella me mirara a mí”.

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