viernes, agosto 17

Una Voz que se apaga

Me enteré con bastante pesar del cierre del periódico La Voz del Sureste, un medio impreso con más de 50 años de historia en Chiapas.
Tuve la suerte de trabajar durante dos años (2004-2006) en ese diario y conocí a su director, Roberto Coello Trejo, un hombre de carácter fuerte, pero que a todos trataba con respeto y a quien admiro, además de por su experiencia, por que mostró bastante tolerancia con mi caracter (lo acepto, puedo ser intratable).
En fin, que por razones que desconozco de cierto (pero en buena medida supongo), el medio dejará de circular a partir de mañana, cerrando así -esperemos no de forma definitiva- la quizá más larga historia de un medio de comunicación en el Sureste.
Su periodismo, muchas veces criticado (incluso por comunicadores de otros medios) tenía, claro, como todos los medios, una línea, pero aportaba la visión de todos los lados, incluso de aquellos con los que no había simpatía, sencillamente por que el que tomaba la decisión sobre lo leído era el que compraba el periódico en las mañanas para enterarse, y no una cúpula erigida por encima del medio.
En fin, que un medio se cierra y como dice el buen Ciro Castillo, muchas plumas se secan.
Hoy he decidido dejar el texto que Ciro Castillo, quien fungía como Jefe de Información de "la Voz", está haciendo circular entre los compañeros del medio en Chiapas.
Finalmente, podría decir que es una lástima que un medio que buscaba pluralidad en un mercado de monotonía, tenga que cerrar sus puertas. Ojalá no debamos esperar demasiado para leer un medio así de nuevo. Con sus errores y sus aciertos, "la Voz" deja un vacío en los medios, pero sobre todo, en los lectores.

Cuando un periódico serio cierra, muchas plumas se secan

Quizás el cierre de La Voz del Sureste sea temporal, no se, todo puede pasaren esta vida llena de sorpresas, pero lo cierto es que La Voz, la auténticaVoz del Sureste pasará a la historia.Atrás quedarán las páginas hechas con seriedad, con absoluta seriedad, sinatacar por atacar. Sin acudir a las burlas, respetando siempre la dignidaddel ser humano.
Atrás quedarán los boletines modificados para que no saliéramos “uniformadoscomo los demás periódicos”.
También quedarán atrás los errores ortográficos, por las prisas, porque untexto sin errores, sería perfecto y lo perfecto a veces opaca elsentimiento.
Atrás quedarán más de 50 años de formar reporteros que, como suele suceder,una vez que encontraron mejor paga emigraron, por que la vida es así, elhombre va donde siente que mejor le conviene, aunque a veces tenga quesacrificar cosas que le llenan, como la honestidad de hablar de frente.
Atrás quedarán las llamadas de atención porque a la nota no se le dioseguimiento, porque se le dio voz a un personaje y al otro no.Atrás quedarán los sueños de construir un municipio, un estado y un paísmejor, donde todos hagan su trabajo por amor al trabajo, por las ganas deser mejores.
Ya no volveremos a encontrar un periódico en el que la nota roja se matizópara no ser amarillista y causar más dolor a los dolidos.No será fácil olvidar las críticas, sin afán de molestar, sino de sugerirpara afinar, para hacer correcciones.
Difícil será encontrar un medio en el que se respeten las palabras delreportero que piensa diferente a los demás, porque todos somos mundosdistintos.
No resultará nada sencillo encontrar un centro de trabajo, que aunquemodesto, fuese armonioso, libre, sin humillaciones, sin altanerías, sinburlas, sin abusos.Atrás quedarán los años y años sin vacaciones a cambio de hacer periodismo.
De ese periodismo que pocos entienden, aunque muchos presuman depracticarlo.Atrás quedará la entrevista seria, a la que las cartas aclaratorias le hacenlos mandados, porque lo dicho, cuando está bien dicho, no se puede negar.
Atrás quedarán los domingos sin el cine, sin la televisión, sin la familia,con tal de entregar información a una población a la que todavía tenemosmucho que entregar, para hacerla más consciente, más analítica.
Qué dirán los que alguna vez pasaron por las humildes instalaciones de LaVoz del Sureste, donde sí, claro, no había lujos, solamente experiencia, laque no se compra, la que no la brinda un título, sino los años de escribir.
Qué dirán aquellos que nos vieron siempre como un medio pequeño eninfraestructura, pequeño en páginas, un periódico flaco, pero nutrido encontenido.
Qué dirá una canastera del 5 de Mayo, que por razones que uno no podríaexplicar tan fácilmente, leía La Voz.
Qué dirán los estudiantes de periodismo que saben que eso de los medios, noes un show, sino un sacrificio, donde solamente tiene uno asegurado el pandel día, y cuando bien le va, Seguro Social.Ahora más que nunca debemos reflexionar:
Sí los periodistas sí, en verdadque sí, somos unas cenicientas.
-¿Por qué?-
En la mañana desayunamos, por invitación, en Sanbonrns, Vips, Camino Real,Holly Day Inn, etc. Y en la noche volvemos a la realidad: hacer periodismo,porque nos gusta, porque por alguna maldita o bendita razón, nacimos paraello.

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