lunes, diciembre 29

Yo no olvido al año viejo.

Ni modos, llegó el momento del recuento de fin de año.
El 2008 me enseñó a ser suspicaz, a no confundir la lealtad con la credulidad y por lo tanto a cuestionar lo que se debe creer cuando viene de boca ajena. Quizá esté mal que año con año nos volvamos más incrédulos y desconfiados, pero no está mal volvernos más suspicacez. Guardaré toda mi capacidad de asombro para espacios de la vida que realmente lo valen.
Que podemos desesperarnos cinco minutos, pero no sabemos soltar la toalla. A veces, cuando la cosa se ve más fea, más desnutrida, más desesperanzadora, hay varias manos amigas que ponen el pulgar arriba, que empujan, que se extienden para dar. Eso ya lo sabía, este año lo confirmé.
Que el adagio de "siempre habrá alguien peor que uno" no sirve para darnos auto-consuelo, pero nos pone en perspectiva la vida y que es en esos momentos en los que nos damos cuenta que por muy jodidos que andemos, siempre tendremos algo qué ofrecer a esa persona que nos necesita.
Que los fracasos no desvanecen los sueños, por que cuando sueñas acompañado, los tropezones, las cuestas arriba, las caídas que no se acaban, son mero requisito para aprender que la mayor dificultad siempre será perder la esperanza y que por lo tanto, nosotros no tendremos que enfrentarnos a eso por que siempre tendremos ojos en los cuales reflejarnos para recuperar nuestra fe en el día que viene.
Que siempre habrá maneras, lugares y momentos para bailar, cantar, saltar, beber, reír, abrazarse, sudar, cansarse, tirarse cansado al suelo, siempre contentos. Y que los motivos no son necesarios. Porque quien necesita motivos para reír, no se merece toda la fiesta que hay en el mundo para quien tiene ojos para encontrarla.
Que no hay sueños pequeños. Lo que importan son las grandes ganas para lograrlos.
Que los viajes duelen. Que las ausencias calan. Pero que siempre estaremos aguardando por aquellos que se van para abrazarlos con la misma fuerza con que los despedimos.
Que las sillas vacías frente a la mesa de café en realidad son lugares reservados y que siempre hacemos todo, todo, en honor a los que se ausentaron para crecer.
Que los recuentos son absurdos. Por que al final de cuentas, lo importante es saber que hemos aprendido algo y que terminamos el año, quizá con más pena que gloria, pero que empezamos el otro con los mismos bríos que éste que se va.
Porque habemos ruidosos, soñadores, revolucionarios, desintegrados, izquierdosos, poetas, músicos, constructores de casas y de palabras, maestros, anarquistas, punketos, extranjeros en nuestras propias casas, turistas en este largo viaje que se nos va entre las manos, quejosos ante jueces sordos, luchadores con la espalda contra la lona, criticados, criticones, protagonistas de comentarios y de olvidos, somos quienes somos, aunque entre nosotros dejemos de gustarnos, aunque solo entre nosotros nos admiremos. Somos los que terminamos el 2008. Quienes crecimos.

Quienes esperamos el 2009.

A todos nosotros:

Que el 2009 esté lleno de éxitos. De retos y de triunfos.



2 comentarios:

Calixta dijo...

Mi estimadisimo Lord...
Hay tanto que decirle a usté justamente ahora que iniciamos el año, pero ya sabe que entre nosotros las palabras estan de más.
Sepase quelo amo con todo mi corazón... incondicionalmente.
XOXO

Lord Edramagor dijo...

Mi niña.... gracias por seguir pasando por acá.
Ya tendremos tiempo de platicar, ok?
A echarle ganas al año que inicia y mantener el optimismo (esa incongruente muestra de idealismo en un mundo que te grita siempre lo contrario) hasta donde sea posible.
Un abrazo!!