domingo, septiembre 25

Gira el mundo




Días de enfermedad.
El ánimo craquelado de las niñas que antes jugaban
y hoy se acuestan temprano a dormir.
Ni café de madrugada
o cajetillas incompletas que se extravíen en el bulevar.
Sólo pelotones guardando nuestros sueños,
patrullando día y noche a nuestras sombras,
pasando por los lugares correctos
para evadir la acometida.
Mundos que dan vueltas
como mareo,
como arcada y sonrisa que tuerce,
como desvelo y adivinanza.
Yo giro sobre un eje descompuesto
para mirar a tiempo a tus ojos,
para despeñarme entre carcajadas.
Yo hago cuentas regresivas
para que caigan imperios,
para celebrar cumpleaños,
para cumplir con citas impostergables.
Yo desvío la mirada
y sufro un mareo:
me convierto en un mundo que gira
y va tirando las partes de su rompecabezas
a un universo donde chocan
insensibles fuerzas gravitacionales,
enfadando estrellas desconocidas,
poniendo muros ante agujeros negros,
recopilando letras para cuentos de ciencia ficción
o acordes para el baile de una fiesta de disfraces.
Emocionado,
girando hasta el leve asco,
puedo decirte una vez más:
buenas noches, corazón.

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