miércoles, noviembre 7

Santa Teresa (o un refugio para el no agorafóbico)

No hay vista a más paisaje que la planta baja de la Plaza Galerías o al cercano Radio Shack, como a eso de las siete de la noche (y sobre todo en fines de semana) puede haber tanto bullicio que es necesario alzar la voz para hacerse oir ante un acompañante, en ocasiones no hay mesas disponibles, hay tres opciones de cafeterias alrededor y sin embargo, yo sigo yendo al mismo lugar. Es una especie de lealtad a la marca o es quizá el hecho de que tanto hemos hablado ante sus mesas, que instintivamente, seguimos escribiendo la bitácora alrededor del mismo espacio para que algún día cuenten todas nuestras historias.
Es el Café Santa Teresa, ubicado en el segundo nivel de la Plaza Galerías Boulevard.
Es, como digo, refugio. Quizá por lo expuesto de su ubicación, tiene la peculiaridad de que cuando deseas encontrar a alguién, vas ahí para no hallarlo, y cuando esperas pasar la tarde solo, más de un camino fluye hacia el mismo lugar.
Es el sitio ideal para esconderse pero también para ser encontrado. Paradójicamente, un sitio perfecto para contar secretos y después recordarlos.
La charla pues en el Santa Teresa es amena siempre que se va. Se acompaña ya sea con un Café Americano y una rebanada de pastel o con una de las especialidades, el Té Helado de Manzana.
Recién ayer descubrí lo que provoca en mi paladar el pastel Trufa Inglesa. Pero si han de ir, de entrada pidan Ópera acompañada de Café Americano. Otra opción es el Pastel Mil Hojas, o el de Zanahoria.
Tan solo por los pasteles, podrían regresar.
Pero no sé que hay en el Santa Teresa que me hace volver. Quizá no sea nada en especial. Simplemente el ir y venir de la gente entre las mesas. El ruido al que, si le pones atención, te ensordece -te enmudece-. Quizá el puro gusto de tomar café, de dejar pasar el tiempo a la expectativa de que algo pase, que alguien aparezca, que algo nos sorprenda. Quizá la mera expectativa de recordar todo lo que ha pasado en el Café Santa Teresa.
Fotos: Edramagor, Cristina Velasco.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No manches... Cómo no te he topado por ahí? Mi favorito: la gelatina de chocolate.. es un... un... un... si.. esta buenisisisima
Ah y también el típico pastel de chocolate.. y también el frapuccino es buenisisisimo...

Quierooooooooo!!! En que momento tome la decisión de la dieta grrrrrrr

Yo frecuentaba a la cafetería desde que estaba en Jardines de Tuxtla.. ahi empezaron a darse a conocer...

Un saludo al buen Marco y a su mamá... por decidir comercializar sus dones gastronomicos


Un abrazo

Lety

Lord Edramagor dijo...

Mira! Otra persona que es cliente habitual del Santa Teresa. Y es que, cómo no? con esos postres que tienen. Fenomenal!
Saludos a todos y gracias por la visita ;)

Anónimo dijo...

míralos, qué glotones me salieron los dos (¿3?) ¿a poco es para tanto? chiale... tendremos que recurrir al ejercicio científico para despejar tantas dudas y ese maldito antojo de pasteles (que ya la tenemos atrasada)

en juín, ya comentaremos luego pues

salud!

Leona dijo...

Voy Vooooy!!!!que propagandistico mi bueeen!!!! aca saludandote manito!! se te extraña!!!

cuando unas chelas???

jajajaja ^^ un abrazo ^^ y besos a la hermosa Cris

Anónimo dijo...

MI TEORIA ES QUE EL INGREDIENTE SECRETO EN LOS PASTELES ES ALGUN AFRODISIACO O DE PLANO FEROMONAS (que tan de moda estan)PORQUE SIEMPRE PROVOCAN ALGO "PASIONAL" EN MI PALADAR Y POR ESO MI FAVORITO ES EL OPERA MUY, MUY, BUENO RICO.. (JIJIJIJI)