miércoles, mayo 6

Calima.

A través del cristal, se ve el vapor subiendo por el pavimento. Ese aire que fermenta el aburrimiento, el asco, la fatiga. En mis brazos, la realidad se perla y desliza, hasta caer al suelo, hecha pedazos. No quisiera salir, en serio que no, bajo los ojos están teñidas las prisas que se acumulan cuando el retraso de los trabajadores me hace su presa. Debería sonreír, lanzar un sarcasmo velado, pero en mi ánimo pesan más los sueños inconclusos y los pendientes eternos. También debería de cortar mi cabello para que las arañas no se entretengan tejiendo trenzas que no dejaré concluir. ¿Cuántos grados centígrados hacia la desintegración? Y mejor aún, ¿hacia arriba o hacia abajo? El cero absoluto es ese lejano resplandor helado en el que yo habría de sonreír antes de quedar paralizado. Pero el sol mastica el asfalto, como un chicle que se pega a mis suelas. ¿Hablaba acaso de algo, hace tan solo unos instantes? ¡Ah, sí! Un descuido lo tiene cualquiera, como cuando corté mis uñas antes de salir de casa, para dar de comer a las hormigas un tanto cuanto de mí. Que se diviertan con ellas. Las hormigas nerviosas son las que comen uñas dejadas antes de la cita con el calor del día. Y, amén todo, está nublado. Sea ese el vapor, pues. Que yo, me lanzaré con los brazos abiertos al cálido día, sin dejar de mascullar los intentos por deshacer las convenciones.

1 comentarios:

luis daniel pulido dijo...

Estimado Señor de los Raids, pasé un rato a su blog para ver cómo andamos en eso de los guitarreos.

Veo que todo bien. Ya vendrán otras cervezas por ello

Un abrazo