miércoles, enero 13

Revuelta



Caminar hacia atrás, dicen,
para intentar devolver el tiempo al lugar
del que no debió moverse
-si tan sólo pudiéramos tomarle por las solapas,
castigarle como a un niño y enviarlo al rincón,
obligarlo, por las buenas o malas, a obedecer-.
Ver que las paredes se alejan
con las silenciosas telarañas que ribetean los paisajes
de recuerdos -y profecías autocumplidas-.
Disfrutar del silencio,
silencio navaja rasgando las cortinas,
silencio detonando sus cargas mudas hacia el cielo,
silencio barrera elevándose con sus tabiques de papel.
Atravesar la luz
en el más arriesgado experimento
-hacer que tus partículas y las mías
roten incesantemente hasta crear un campo de cerezos
firmemente arraigado a la inconsistencia de la respiración-
y ver, al final del proceso que siempre se ha evitado
cómo se genera una historia igual a todas:
mismos pasajes, mismos odios,
trajes a la medida para los lugares siempre encontrados,
lágrimas rodando al sur
inevitables
para dejar trozos de su integridad
en cada alambre de púas impuesto
ante cada una de las fronteras que más allá de hoy
se encuentran.
Suponerlo todo
-como si las líneas de la mano
estuvieran carentes de suposiciones-
y adivinar
(la clarividencia sólo llega cuando es más inoportuna)
a la conclusión que nos arranca una cruel sonrisa:
todo esto ha de perecer.
Caminar hacia atrás
-velocidades de vorágine
si se las compara con el estallido del universo-
y volver a tomar los mismos tranvías,
comprar los tickets para peliculas de finales previsibles,
dejar caer los vasos una vez más
al pie de cada una de las mesas.
Caminar hacia atrás, volver el tiempo,
y dirigirnos con prisa
-como siempre-
hacia el irresistible
-porque la desgracia como la felicidad
tienen una inherente fuerza de atracción-
mañana.

2 comentarios:

Aliks dijo...

Particularmente me gustan los cangrejos. Saltan en el tiempo. Sostengo esa teoría. Caminan en la línea del tiempo, porque no existe eso del presente y el paso y el futuro. El tiempo es tiempo y ya.

Lo que pasa es que intentamos dividirlo para así "manejarlo" mejor, para poder planear y luego tener a quien culpar por lo que salió mal o no tan bien, o por lo que pasó antes o después... Somos masoquistas, esclavos del tiempo. E irónicamente puede que el tiempo esté aburrido de tener que hacer todo por nosotros.

Quede usted con un saludo mortal de Yo :)

Lord Edramagor dijo...

Acuso recibo de saludo.
El tiempo, tiempo es. Nada más.
Abrazo!